Muchos éxitos en Valencia y Maracaibo

(Freddy Ramírez). De éxitos se pueden catalogar las ferias de Valencia y Maracaibo, cada una con una personalidad y estilos distintos: Maracaibo con la feria Internacional de la Chinita que cuenta con abono consolidado y Valencia con el ferial del Perpetuo Socorro la cual venia de un tumbo estruendoso fue capaz de asimilar los golpes para levantarse y montar cuatro corridas de toros, novillada y el espectáculo para los niños.

Las dos ferias con algunos puntos grises como la corrida de los venezolanos que casi se va por el camino del fracaso por culpa de los toros que se adquirieron para estos festejos, no obstante las entradas fueron aceptables y la actuación de los toreros por encima de las expectativas, Leonardo Rivera corto una oreja y Alexander Guillen cortó otra oreja; la tarde de Valencia rondo en las tres mil personas y las de Maracaibo rebasó las diez mil almas. Es de hacer notar que los eventos menores de Valencia fueron gratuitos.

Sin hacer muchas cuentas la gente de Valencia, apostó, arriesgó e invirtió, sin bien es cierto que los dividendos no corresponden a la altura del dinero invertido, lo sembrado -sí se proponen y trabajan con tiempo- la cosecha se podría recoger en la próxima Feria.

Que hay críticas de los de siempre, algunas con argumentos, pero la mayoría sin fundamento, lo que si estamos concientes es que la feria de Valencia fue rescatada de un foso profundo y que con apenas 40 días de trabajo Francisco “Paco” Dorado y Miguel Dao sacaron las corridas adelante; y porque no decirlo, estos éxitos fue gracias a las manos amigas de los ganaderos Hugo Domingo Molina y Ricardo Ramírez que tendieron una mano para que los empresarios de Valencia adquirieran los encierros a sabiendas de la crisis que se avecinaba con el ganado proveniente de Colombia y si por Valencia llueve por Maracaibo no escampa, pues también fueron estos ganaderos que con sus toros echaron adelante el ciclo de corridas de la Chinita.

Hay muchos puntos notables que a trabes del tiempo permanecen en la memoria, como aquellos encierros de Tierra Blanca y Bella Vista, lidiados en las corridas de los venezolanos, toros con muchos kilos y en puntas, algunos pasados de edad (cuatro años). En las dos corridas los revisteros cual detectives ponían la lupa, escudriñando todos y cada uno de los andares de nuestro toreros, median con rigurosidad el comportamiento de los toros lidiados, curioso no lo hicieron con los otros encierros y tampoco con los diestros invitados.

Buena organización y excelente equipo de trabajo el que se observo en la Feria de la Chinita, promotoras en toda la ciudad, moviendo y entusiasmando al público con volantes vistosos, publicidad radial y televisiva cimentada exclusivamente en la figura de “El Fandi”. En lo económico la feria fue de éxito.

Otro punto notable fue la seriedad en que se juzgó la mayoría de las corridas de la feria de la Chinita, música y premios concedidos con justeza, vale la pena recalcar que al final la seriedad se volvió mueca al conceder algún premio auricular de más, despojando a su vez al torero Juan José Padilla del trofeo como triunfador de la feria (cuatro orejas en una tarde) para dárselo a “El Fandi” que se hizo a cuatro orejas, pero en dos tardes.